Aprendiendo a mentir

Aprendiendo a mentir
Sara Clemente

Escrito y verificado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Última actualización: 06 agosto, 2023

Los niños no nacen ni con un pan, ni con un código moral debajo del brazo. Es algo que, a través de la familia, la escuela y el entorno se le va enseñando. A medida que van siendo más mayores, los adultos les sirven como modelo de cara a saber qué deben y no deben hacer. Pero el concepto de mentira es algo que los niños adquieren a medida que crecen. Queridos padres, los niños, al igual que van sabiendo lo que es correcto, también están ¡aprendiendo a mentir!

Cómo entienden los niños la mentira

Del nacimiento hasta los tres años

Los niños recién nacidos hasta los tres años no entienden este concepto. Su única preocupación es cubrir sus necesidades básicas, fisiológicas y psicológicas. Y para ello, dependen de los adultos.

Aún no les servimos de modelo, por lo que decirles alguna mentijirilla, aún, es remediable. Máxime si las decimos para tratar de calmar al bebé.

Niños de entre 3 y 7 años

Los niños de esta edad siguen sin conocer a ciencia cierta la diferencia entre la fantasía y la realidad. Es habitual que  creen mundos imaginarios mientras juegan, que, a veces, confunden con el mundo real. Los adultos a veces lo encuentran divertido y contribuyen con esa fantasía, dándole un lugar para el amigo imaginario o para ciertos personajes de cuento.

En la mayoría de ocasiones los adultos no quieren acabar con esa creatividad infantil. Pero ese intento de prolongar la fantasía, a veces puede ser contraproducente y confundir al niño. Por eso, es importante ayudarles a distinguir entre la ficción y la realidad. Esto, a su vez, les facilitará la labor a la hora de diferenciar entre lo que es verdad y mentira.

Niña aprendiendo a mentir a su madre

Entre los 5 y los 10 años

A partir de los 5 años y hasta los 10, los niños van desarrollando la habilidad cognitiva crucial que le permite ponerse en el lugar del otro. Según la Teoría de la Mente, ya a partir de los 6 años, los pequeños abandonan la idea de que “los demás ven y piensan como él” y entienden lo que significa ponerse en la mente de otra persona. Y, por consiguiente, también están aprendiendo a mentir.

Si el niño se ha criado en su casa o en la escuela con unas normas y valores morales que dejan claro la importancia de decir la verdad, hará todo lo posible por cumplirlas fuera de ese ambiente. Además, en su afán por querer sentirse mayores y buscar la aprobación de los adultos, se esforzarán por cumplir con esas premisas correctas del hogar.

A medida que van conociendo la diferencia entre la verdad y la mentira, van siendo cada vez más capaces de controlar su comportamiento y el de los demás. Así, serán capaces también de descubrir y reconocer una mentira de otras personas e iguales.

A partir de los 10 años

A partir de esta edad, ya saben muy bien cuándo están diciendo la verdad o mintiendo descaradamente. Hasta tal punto que, entre los 10 y los 11 años, el niño puede decir algo totalmente distinto de lo que realmente ha ocurrido.

Razones para mentir

Los niños mayores, al mentir se dejan guiar por estos factores:

Miedo

En ocasiones los niños mienten por miedo a las respuestas de sus padres. Están preocupados por las consecuencias que tendrá decir la verdad y toman la decisión de mentir, para evitar el castigo.

Por algo que no les gusta hacer

El ámbito en el que más mienten los niños es el de la realización de tareas que no les gustan hacer. Ahí tratan de engañar a sus padres, afirmando que han realizado dichas tareas, cuando no es cierto. Esto, a su vez, puede ser debido a que no le gusta una asignatura en concreto y, por contentar a sus padres, mienten.

Niño abrazado a su madre

Para encajar entre sus compañeros

Suelen hacerlo niños tímidos o retraídos socialmente. Así, comienzan a mentir  para conseguir la aprobación de sus compañeros. 

Falta de entendimiento

Algunos niños mienten porque no saben cuándo es socialmente apropiado mentir y cuando no lo es. Esto es debido a una falta de aprendizaje.

Límites demasiado estrictos

Sobre todo durante la adolescencia, los padres suelen establecer una disciplina tan férrera que no permite a los jóvenes adquirir independencia y autonomía. Esto genera una situación en la que los niños se sienten atrapados, ansiosos, impotentes… Y, una de las consecuencias puede ser la mentira.

Copia del modelo

Algunos niños copian los hábitos que han observado en sus padres. Son sus modelos a todos los niveles. Y, por tanto, si sus padres mienten, ellos mentirán.

Los niños están aprendiendo a mentir a lo largo de su desarrollo. Por eso, es labor de los adultos tratar de que sepan distinguir entre lo que está bien y mal desde que tienen uso de razón.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.