Cómo ayudar a tus padres cuando se hacen mayores

La vejez es una etapa complicada llena de cambios y pérdidas. Recuerda que, ahora más que nunca, tus padres necesitan de tu comprensión.
Cómo ayudar a tus padres cuando se hacen mayores
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 04 mayo, 2023

Alcanzar una edad avanzada puede dar vértigo por el gran número de cambios que supone. Tu estatus social se modifica, tus rutinas y actividades cambian drásticamente y puedes sentirte perdido. Es en estos momentos de necesidad cuando ayudar a tus padres se convierte en una forma de devolverles un poco de todo ese amor que te dieron.

Nuestros padres, esas personas que nos dieron la vida y nos vieron crecer. Aquellos que acompañaron nuestros primeros pasos y escucharon nuestras primeras palabras. Quienes celebraron nuestros éxitos y secaron nuestras lágrimas. Maestros, amigos, compañeros imprescindibles del camino de la vida. A ellos les debemos quienes somos.

Cuando nuestros padres envejecen es común que no nos demos cuenta de sus necesidades. Al fin y al cabo nosotros ya somos adultos, tenemos nuestras propias vidas, hábitos y obligaciones. Sin embargo, hemos de ponernos, por un segundo, en su piel y recordar que ellos también nos necesitan.

7 consejos para ayudar a tus padres cuando se hacen mayores

Cuando los padres llegan a la vejez es común que tengan conflictos con sus hijos. Especialmente, porque no están de acuerdo con los métodos de cuidado y apoyo que éstos les ofrecen.  Entonces, en lugar de trabajar juntos para resolver las problemáticas, se quedan estancados en el resentimiento y la angustia.

Para evitar que esto pase, es importante desarrollar una serie de estrategias que garanticen nuestro apoyo y su comodidad. Veamos cuáles son.

Pareja mayor feliz

1. Sé paciente y comprensivo

Estos dos elementos resultan fundamentales cuando nos enfrentamos al envejecimiento de nuestros seres queridos. La tercera edad es una etapa complicada. Al dejar de trabajar, nuestro estatus social decae: la sociedad deja de considerarnos un miembro activo y nos relega de cierta forma.

Las personas con quienes antes trabajábamos o hacíamos negocios ya no acuden a nosotros en busca de opinión. Parece que ya no tenemos nada que aportar.

Nuestras rutinas diarias cambian, se reducen nuestras actividades y es posible que perdamos gran parte de nuestro círculo social. Por su lado, nuestra salud comienza a flaquear, ya no somos tan ágiles, no tenemos tan buena vista y oído. Comenzamos a padecer pequeños dolores o achaques que nos dificultan el día a día.

Es muy probable que, más tarde o más temprano, no podamos valernos completamente por nosotros mismos. Y esto no es sencillo de aceptar. Asimilar tantas pérdidas resulta confuso y frustrante, y posiblemente nos sintamos tristes, enfadados y solos.

Por eso es importante que, como hijos, seamos capaces de ponernos en la piel de nuestros padres. Que entendamos la transición que están enfrentando y seamos tolerantes con sus quejas, su mal humor o sus dificultades de salud.

2. Mantén la calma cuando surjan desacuerdos

David Solie, consultor de atención de salud y fundador de un prestigioso blog sobre envejecimiento, señala que la prioridad al momento de ayudar a los padres debe ser mantener la confianza y la relación intacta; para ello, es esencial renunciar al deseo de ganar las discusiones.

Por su parte, Jane Wolf Frances, psicóloga y autora del libro Siendo padres de nuestros padres: transformando el desafío en un camino de amor, aconsejan a los hijos adultos que mantengan la calma y que controlen sus emociones cuando surjan desacuerdos con sus padres.

Además, sugiere que escuchen atentamente las preocupaciones de sus padres, se les deje claro que estamos tratando de ayudarlos y que no queremos imponerles una agenda.

3. Pregúntales cómo prefieren resolver sus problemas

Asimismo, Solie afirma que la forma en cómo nos dirigimos a nuestros padres juega un papel fundamental al momento de aliviar las tensiones con ellos.

Por tanto, en lugar de decirles a nuestros padres lo que tienen que hacer, lo ideal sería preguntarles cómo prefieren resolver sus problemas. Para ello, debemos ser capaces de considerar sus prioridades al momento de hacer nuestras sugerencias; así como mantenernos en sintonía con sus necesidades y temores no manifestados.

Además, en la medida de lo posible, debemos darles la oportunidad de escoger entre varias opciones. Así, le daremos la sensación de que todavía tienen control sobre sus vida y que no estamos imponiéndoles cosas.

4. Hazles saber que estas de su lado

Al momento de ayudar a tus padres también es importantes que les hagas saber que estás allí para apoyarlo.

Con respecto a esto, Frances aconseja decirles “esto lo hago por ti; me gustaría que hicieras algo por mí“. En este casos, los buenos padres preguntarán “¿qué puedo hacer por ti?“; entonces allí, le podremos decir “Puedes dejar que te ayuda más.”

Así, podrán identificar que nuestras intenciones siempre serán ayudarlos y que queremos hacer todo lo posible para que estén cómodos y felices.

Por su parte, Denise Brown, fundadora de CareGiving.com, aconseja que no debemos comunicarnos con ellos cuando uno esté cansado o enojado. Ya que no llegaremos a ninguna parte y todos nos pondremos a la defensiva.

5. No esperes que tus padres sean los de antes

Por su parte, debemos ser consientes de que nuestros padres ya no son los mismos que cuando éramos niños o más jóvenes. Así que no esperemos que reaccionen como tal.

Muchas veces creemos que estamos tratando con el mismo padre de hace 10, 20 o 30 añas atrás, y le exigimos que actúen como tal.

Una vez que aceptamos que nuestros padres han ido transformando su personalidad con el tiempo, empezamos a ser más empáticos con su forma de ser.

6. Llénalos de amor y afecto

Los lazos sociales y afectivos son una parte esencial de la salud mental y la felicidad. Nos protegen contra el estrés y nos ayudan a enfrentar y superar enfermedades. Además aumentan nuestra autoestima y nuestra percepción de valía personal. La vejez es una etapa delicada en la que el contacto humano se vuelve más necesario que nunca.

Si tus padres aún viven de forma independiente, trata de mantener el contacto. Llámales asiduamente, pregúntales cómo fue su día y comparte tus propias anécdotas. No dudes en ir a visitarles con frecuencia y en incluirles en algunos de los planes que hagas. Especialmente si tienes hijos, fomenta una relación cercana con sus abuelos, pues el vínculo que se crea es muy enriquecedor para ambos.

Igualmente, si tus padres viven en tu casa porque ya no pueden valerse de forma independiente, no pierdas la calidez. Que convivir no sea una excusa para discutir por nimiedades, que no sientan que son una carga. Al contrario, acógeles en tu hogar y procura disfrutar de su compañía. Hazles partícipes de la vida diaria de la casa, eso les ayudará a sentirte útiles e integrados en el núcleo familiar.

Abrazo a una madre

7. Ayúdalos económicamente

Puede que tus padres necesiten asistencia debido a sus problemas de salud. Es probable que deban acudir a un hogar de día o a una residencia de mayores. Sin ir tan lejos, es común que los mayores pasen estrecheces económicas y requieran del apoyo de sus hijos. Trata de ayudarles en la medida de lo posible, como ellos te ayudaron cuando lo necesitaste.

Disfruta de ayudar a tus padres

Finalmente, nunca olvides el lazo tan profundo que te une a ellos. No olvides que más allá de los cambios en su humor o sus dificultades de movilidad, siguen siendo tus padres. Las personas que te quieren de una forma incondicional. Recuerda cada día tener una actitud paciente y positiva, tratar de disfrutar cada segundo a su lado y seguir aprendiendo de ellos. Poder abrazar a tus padres hoy es un regalo, disfrútalo.

Imagen cortesía de Aletia 


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