La noche oscura del alma

Todos hemos sufrido alguna noche oscura del alma en nuestra vida. Si quieres saber más sobre este periodo, aquí te lo contamos.
La noche oscura del alma
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 14 diciembre, 2021

Muchos de nosotros tenemos en ocasiones la sensación de que cuando queremos abandonar un espacio denominado “nuestra identidad” entramos en otro lleno de dudas, de ambigüedad, de incertidumbre, donde nos sentimos perdidos y pensar con claridad resulta muy complicado. Es como una noche oscura.

Y es esta una metáfora muy común en diferentes religiones, porque “la noche oscura del alma”, es para algunos místicos un periodo de tristeza, miedo, angustia, confusión y soledad necesario afrontar para acercarse a Dios.

“La cueva oscura donde temes entrar es donde está tu tesoro”.

-Joseph Campbell-

Origen de la expresión “noche oscura del alma”

A pesar de que esta frase se utiliza en ámbitos espirituales y religiosos de distinta índole, se ha hecho especialmente presente en la religión cristiana. En este sistema de creencias, la noche oscura del alma es una crisis espiritual y de identidad que se resuelve cuando el sujeto encuentra a Dios.

Esta crisis se ve por los místicos y otros religiosos como una bendición disfrazada, ya que el individuo se ve obligado a superar dificultades en cuanto a su fe. Aunque parezca que durante esa etapa se ha alejado de Dios y su espiritualidad, volverá a ella con pureza renovada, pues habrá encontrado  su propósito más allá de las recompensas por su fe.

Una fábula para entender qué es la noche oscura del alma

Hay diferentes formas de explicar qué sentido tiene esa noche oscura del alma. Esta es una pequeña fábula que recoge lo que implica este concepto:

“Una oveja descubrió un agujero en la cerca y se escapó a través de él.  Feliz por haber escapado, anduvo errante mucho tiempo y acabó desorientándose.

Un día, mientras era perseguida por un lobo, echó a correr y a correr… pero el lobo siguió acechándola,  hasta que llegó el pastor, la protegió y con mucho cariño la condujo de nuevo al redil Y, a pesar de que todo el mundo le instaba a lo contrario, el pastor se negó a reparar el agujero de la cerca.”

A lo largo de nuestra vida atravesamos periodos difíciles, perdemos seres queridos, sufrimos crisis más o menos profundas. La noche oscura son circunstancias que crean vacíos, que generan miedos, pero que hay que atravesar para avanzar, para crecer como personas, para enriquecerse. Porque al final del túnel espera la luz.

Pero nuestra mente pretenderá que volvamos al redil, que dejemos de explorar y volvamos a nuestro lugar de partida, de donde tal vez pensemos que nunca debíamos de haber salido. Es la temida resignación, el conformismo de considerar que nuestra transformación personal, no puede ser más que una utopía.

 

“Hemos de aceptar la noche oscura y vivir en consonancia a ella porque el alma se alimenta de la oscuridad tanto como de la luz.”

-Thomas Moore-

La noche oscura, hacia una nueva etapa en la vida

Para evolucionar y crecer como personas, en algún momento de nuestra vida, todos necesitamos experimentar nuestra propia “noche oscura”. Una etapa donde emociones como la ansiedad o la desesperación se apoderarán de nosotros, perturbando nuestra mente y nuestro ego.

Debemos mantenernos expectantes en estas “noches”, pues si claudicamos y abandonamos, podemos sufrir las  consecuencias  de las pérdidas que habíamos adquirido escapando de nuestro hábitat de confort.

La búsqueda de uno mismo lleva implícita la firmeza de continuar siempre para adelante. Implica aprender a superarse reiteradamente, para ir aumentando lentamente los límites de la propia identidad.

Hombre angustiado

Nosotros exclusivamente, somos los únicos que podemos definir lo que queremos hacer de nosotros mismos. Los únicos que podemos contemplar las cosas desde un lugar privilegiado, siendo capaces de ver lo que otros no pueden observar a ras de suelo.

Seguro que todos en algún momento necesitemos saltar, escapar, perdernos y desorientarnos, seguro que otras dimensiones perturbarán nuestro concepto de “identidad”. Y, a veces, escapar del redil se convierte en una opción válida, pero no olvidemos que no tiene por qué ser la única salida definitiva.

“En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra.”

-Eugenio Trías Sagnier-

Encarar con decisión esa noche oscura es lo que conseguirá que salgamos de ella reforzados, como una persona diferente, con otra actitud vital. Nadie asegura que sea algo fácil, puede parecer una auténtica travesía por el desierto, pero el resultado será el desarrollo personal y espiritual.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.