Pequeños tiranos

Como madre o padre hay que evitar el estilo educativo permisivo. ¿Por qué? A continuación te lo explicamos.
Pequeños tiranos
Ana Couñago Sobral

Escrito y verificado por la psicóloga Ana Couñago Sobral.

Última actualización: 12 febrero, 2020

Hace algunos años, las madres y los padres ejercían su rol de forma autoritaria, siendo, incluso, agresivos y violentos. Por suerte, en la actualidad esta mentalidad ha cambiado. Pero, desgraciadamente, son muchos los que se han pasado al otro extremo, es decir, son progenitores excesivamente permisivos. De modo que, estos crían y educan a pequeños tiranos.

Este tipo de madres y padres reconocen tener dificultades para establecer límites a los hijos, por lo que acaban tolerando todo tipo de conductas y comportamientos que los niños realizan.

“Al niño que se le permite ser irrespetuoso con sus propios padres o abuelos, jamás respetará a nadie.”

-Billy Graham-

¿Qué significa ser un padre permisivo?

Madre permisiva con su hija

Existen varios estilos de crianza que pueden asumirse como madres o padres, uno de ellos es el permisivo. Este implica aportar mucho afecto y comunicación a los hijos, pero escaso control y disciplina.

Consiste en educar a los niños sin ninguna clase de límites ni normas. Así, estos pequeños crecen pensando que son completamente libres para hacer lo que quieren, sin respetar a nadie y llegando a manipular a sus progenitores para salirse siempre con la suya. Por tanto, se puede decir que este tipo de crianza es muy perjudicial para el desarrollo infantil.

Obviamente, ejercer un control exagerado sobre los hijos tampoco es recomendable, pues esto supondría otorgar una educación autoritaria, en la que los niños no tienen oportunidades para tomar sus propias decisiones.

En estos casos, el papel de tirano lo tienen los padres, ya que utilizan la imposición e ignoran completamente las necesidades de los pequeños. El resultado de este patrón es, o bien hijos con baja autoestima y depresión, o el síndrome del rebelde sin causa.

“Los hijos se convierten para los padres, según la educación que reciban, en una recompensa o en un castigo.”

-Jean Petit Senn-Antoine-

En este sentido, resulta evidente decir que hay que encontrar el punto intermedio entre ambos extremos, educando a los pequeños a través del diálogo, el respeto y la reflexión. Se debe poner en práctica un estilo de crianza democrático. Lo cual, favorece el vínculo afectivo entre padres e hijos y permite desarrollar una serie de habilidades muy valiosas para la vida.

Formar a pequeños tiranos

Madre consintiendo a su hija llorando

Las causas o factores que ayudan a crear a pequeños tiranos, son:

  • Una idea equivocada del amor: algunos padres creen que querer a los hijos significa complacerlos en todo, sin ejercer ningún tipo de disciplina o control.
  • La culpa: muchos progenitores se sienten culpables por no pasar todo el tiempo que les gustaría con sus hijos (por motivos de trabajo, divorcio, etc.), de modo que tratan de compensarlo siendo demasiado permisivos.
  • La idolatría a los hijos: ciertos padres consideran que sus hijos están por encima de los derechos de otros niños o adultos, por lo que los tratan como a unos verdaderos dioses, cumpliendo todos sus caprichos y deseos.
  • La comodidad: a veces es más fácil permitir que los hijos hagan lo que quieran, en lugar de invertir tiempo y energía en intentar dialogar con ellos y hacer que entiendan y respeten las normas.
  • La inconsistencia: para que la disciplina sea efectiva, los hijos tienen que tener claro cuáles son los comportamientos aceptables y cuáles no lo son. Pero, si los padres no les enseñan esto con claridad, los niños desarrollarán un conducta errática e inapropiada.

Ser madre o padre no es una tarea sencilla, pero vale la pena esforzarse por desempeñar lo mejor posible este papel. Para ello, es conveniente ejercer una disciplina afectiva, basada en el respeto, la amabilidad y el autocontrol. De esta manera, los hijos desarrollarán su máximo potencial y se convertirán en la mejor versión de ellos mismos, y no en desagradables tiranos, sin consideración por nada ni nadie.


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